domingo, 4 de marzo de 2012

Eric Arthur Blair: George Orwell, para el mundo

El mundo de la literatura es fascinante. Evocar lugares y situaciones diferentes en cada mente, en cada rincón de la imaginación de las personas... Es realmente asombroso pensar que se forma un pequeño universo en cada uno de nosotros, siempre cambiante, cada vez que abrimos un libro, cada vez que pasamos sus páginas.
Y, sin embargo, la literatura tiene otras muchas funciones y, aunque muchos escritores hubieran preferido dejarse seducir por la escritura pomposa y la creación de auténticas odas al arte, eligieron un camino más "tortuoso" y posiblemente menos agradable con el objetivo de reivindicar diversas actitudes, pensamientos, ideas o situaciones especialmente delicadas. Es el caso de uno de los grandes escritores comprometidos de la historia, de alguien, pues a menudo tendemos a considerar a los nombres que estudiamos como eso, nombres, en vez de como personas, que ha puesto forma a mis pensamientos y a mis ideas, una persona con quien he podido ver el reflejo de un espíritu independiente, con afán de buscar una mayor igualdad en el mundo y una tremenda solidaridad por sus congéneres.
George Orwell (seudónimo que adoptó Eric Arthur Blair), se enfrentó a una época especialmente convulsa y, aunque ni mucho menos es mi intención compararla con la actual, sí creo que, en este caso, al menos, es mucho más compleja en el sentido de que los frentes de lucha son mucho mas ambiguos e indefinidos. Orwell dejó en sus obras todo su pensamiento reflejado. Las guerras mundiales impulsadas por los totalitarismos y los nacionalismos, la Gran Depresión, la caída del imperio británico, el comunismo de Stalin y la Guerra Fría no podían menos que formar una auténtica generación de intelectuales comprometidos con los valores que debían primar en cualquier sociedad.
Las desigualdadas sociales eran cada vez más exacerbadas y la vida rural que Orwell había vivido con su familia en la India (colonia inglesa natal del escritor), desaparecía en detrimento de la industria mecanizada y, aunque pertenecía a la clase acomodada de la Bengala, no se conformaría con el hecho de tener tales privilegios y llegaría a considerarlos como lujos innecesarios, caducos y sin ningún significado para él. Desde joven sintió, aun así, los efectos de la nociva desigualdad al asistir a una escuela donde él era de la clase más baja de Inglaterra (se mudó allí con su familia tras acceder a una beca).
Pero, para entender tanto su vida como su pensamiento (algo que iba ligado), es necesario conocer dos hechos que marcaron su vida, cuales fueron servir en la Policía de Birmania siendo uno de los opresores y combatir en la Guerra Civil Española al lado del POUM. Era evidente que en él predominaban los valores de honradez e igualdad combinados con una sucesión de ideas liberales y valores humanitarios, denunciando cada violación de los derechos de las personas con cada uno de sus ensayos. Sin embargo, el escritor nunca se definió dentro de ningún partido político concreto, ni siquiera dentro de una ideología concreta. Era un espíritu crítico que revisaba sus propios valores si estos perdían su fuerza, que actuaba en consonancia con el ambiente belicista y de tensión constante de la época, granjeándose así, una serie de firmes opositores a sus textos.
Conoció el sistema colonial desde lo más profundo de él, de ahí su profundo sentimiento de culpa por haber sido uno de los opresores sirviendo en Birmania y, con el propósito de equipararse a los sesgos sociales más bajos, vivió en situaciones de absoluta pobreza, provocando altercados, incluso, para conocer el sistema carcelario de Inglaterra desde su interior. Con el tiempo y la madurez, ese espíritu impulsivo y romántico, se fue atemperando, si bien no perdió su afán crítico e individualista.

El segundo hecho se constató en importancia porque fijó las ideas de Orwell. Afectó radicalmente a su visión del mundo, conformando definitivamente su orientación política, algo que reflejó en su artículo "Por qué escribo", citado en la cabecera de mi blog. Él se apoyaba en los pilares básicos de la justicia, la decencia, la libertad y la igualdad. Sin embargo, como ya se ha expresado, Orwell no se definió enmarcado en las consignas de ningún partido, ni siquiera de ninguna ideología, sino que prefirió seguir su camino con una ideología tendente a la izquierda, aunque modificada a su estilo y semejanza. Orwell desconfiaba de la política de partidos y de los intelectuales de izquierda, considerándolos "bolcheviques de salón", asentados en sus respectivos despachos e incapaces de cumplir de verdad aquellas promesas efímeras que reflejaban aquel utópico mundo de igualdad.
Una cuestión recurrente en su obra, y que constituye el eje central del ideario de Orwell, es su horror ante cualquier atisbo de intimidación y control, es decir, ante la imposición de ideas o conductas por parte de quienes ostentan la autoridad. Prácticamente, todos los protagonistas de sus obras son víctimas de algún tipo de abuso de poder, especialmente mediante la persuasión psicológica, apoyado en la manipulación del lenguaje y del pasado, dos aspectos que fascinaban y repudiaban al autor. Orwell comprobó en España como la propaganda política falseaba la información, mintiendo indiscriminadamente (hoy hemos evolucionado hasta formas más complejas, pero no levantaré polémica en este artículo en concreto), algo que sucedía en ambos bando y tuvo como consecuencia que Orwell se desencantara en estos aspectos. Así, admitiría que, el verdadero poder de los dirigentes es que "controla, no solo el futuro, sino el pasado. Si el Dirigente dice que tal acontecimiento nunca ocurrió, pues es lo mismo que si efectivamente nunca hubiese ocurrido. Y, si dice que dos y dos son cinco... pues bueno, serán cinco". Desde ese momento, el propósito por el que Orwell luchó más encarnizadamente por denunciar, fue contra los totalitarismos.
Pero, la verdadera mística de Orwell, fue conseguir aunar en sus escritos las dos funciones primordiales de la literatura, la ética y la estética, la literatura como fin, y como medio, algo que todo artista debe plantearse en algún momento de su carrera. Esto es algo que el autor refleja en su ensayo "Por qué escribo", ensayo que es una especie de testamento literario, y que continuó en sus últimas y mejores obras, "Rebelión en la Granja" y "1984", mas, en sus anteriores ensayos, sus ideas se iban modificando en función de la respuesta que diera a los estímulos de los sucesos procedentes del exterior y del entorno de injusticia en que vivía. Sin embargo, y este es un punto vital para acabar de entender su pensamiento, Orwell no alaba la literatura comprometida con el cambio social, ya que la encuentra tan arraigada hacia ciertas ideologías y partidos políticos, que pierde todo sentido crítico, por lo que sí defiende el compromiso moral y social del escritor, lejos de cualquier ideología política, defendiendo contundentemente la independencia del escritor.
En resumen, Orwell solo puede ser calificado con una independencia de espíritu y una independencia de criterios envidiables, tolerante y comprometido con su entorno, admitiendo incluso el talento de escritores a los que criticaba por comprometerse con la política. Mi propósito en este análisis no ha sido exponer sus obras, ni siquiera realizar un análisis como tal, sino conocer a la persona que fue, porque todos somos personas, no nombres huecos que pasan por la historia sin dejar otra cosa más que eso, un nombre en base a una serie de acontecimientos y Orwell ha sido uno de los autores que más me ha marcado personalmente por poner letras argumentadas a mis ideas, por identificarme con otra persona de espíritu crítico y libre, incapaz de seguir los preceptos de un mundo cruel y de una política inmunda que solo busca su propio beneficio.
"Cuando me siento para escribir un libro, no me digo: 'Voy a crear una obra de arte'. Lo escribo porque hay una mentira que quiero poner en evidencia, un hecho sobre el cual quiero atraer la atención, y mi primera preocupación es que se me escuche". G. Orwell; "Por qué escribo".

Álvaro Carretero Román.

No hay comentarios:

Publicar un comentario