domingo, 8 de abril de 2012

Capitalismo religioso

La mayoría de las veces asumimos premisas o cuestiones que entendemos como normales para nosotros sin preocuparnos por investigar su origen o su significación durante el mismo. Lo que para nosotros hoy es lo común, obligatoriamente tuvo que ser la novedad en algún momento; obligatoriamente tuvo que surgir de una idea primaria que lo inspirara... ¿De dónde surgió el capitalismo? ¿En realidad conocemos su historia? Está bien, conocemos sus preceptos y consignas básicas e, independientemente de si estamos de acuerdo o no, las aceptamos como teoría económica e, incluso, social. Tenemos entendido que el capitalismo surgió con Smith como su primer gran fundador, pero, ¿qué inspiró a este para conformarlo? ¿Y a sus sucesores? Si algo es seguro, no fue por inspiración divina... ¿o sí?
Max Weber se apoyó en el origen religioso del capitalismo para formular una de sus teorías más conocidas, englobada dentro de su propio paradigma de la acción e interacción sociales.
Expliquemos por partes.
Weber formuló diversos paradigmas, aunque en realidad todos se derivan de este primero y comparten la característica de estar influenciados y tener como punto de partida la idea de Thomas, quien mantenía que se puede hacer creer una situación como si fuera real, aunque no lo sea (una idea que yo mismo expresé en mi anterior entrada con las declaraciones de K.Rove, asesor político de G.W. Bush y S. Palin, entre otros http://pensandoenvozalta-acr.blogspot.com.es/2012/03/entre-paredes-de-carton.html).
El concepto de sociedad de Weber se basa en que esta es las ideas que la gente tiene de sí y de los demás y, aunque no niega el carácter marxista de sus ideas, sí tacha a esta vertiente ideológica como determinista y exclusivista, pues también pueden surgir conflictos que no sean exclusivamente materialistas. Es aquí donde Weber mantiene su tesis sobre el surgimiento religioso del capitalismo.
Weber mantenía que el capitalismo surgió, concretamente, de los preceptos religiosos de los calvitanos, quienes mantenían tres ideas fundamentales: la predestinación, el ascetismo y la vocación.
La vocación significa, para este colectivo, el convencimiento de que los individuos somos elementos de la entidad divina. Esto, traducido al capitalismo, supone que somos herramientas de la sociedad del trabajo, es decir, actuamos como se espera que actuemos.
La predestinación dice que Dios, antes de nacer cada individuo, ya ha decidido a quienes elige, aunque a lo largo de la vida tenemos indicios de si hemos sido elegidos o no, lo cual viene marcado por el éxito. Por eso, si hay un fracaso, hay que intentarlo de nuevo. Como se puede observar, es el precepto básico del capitalismo y se traslada tal cual como idea. La vida son unos sucesivos intentos empresariales con el objetivo de lograr el éxito.

Finalmente, el ascetismo es la creencia de que en la vida nos debemos comportar austeramente, es decir, que tener sucesivos éxitos económicos y no gastar lo ganado supone acumular riqueza, lo que, a su vez, lleva a poder invertir en nuevas fábricas posteriormente para aumentar el capital productivo y económico en el mundo capitalista.
De esta manera, sostiene Weber que tres ideas religiosas contrarias al capitalismo, lo ponen en marcha. De acuerdo a su paradigma de la acción, la sociedad es el conjunto de ideas de sus individuos y el capitalismo resulta, por tanto, de las ideas de un grupo de personas que hoy serían anticapitalistas por sistema. Estos son los efectos no intencionados de la acción dentro de su paradigma.
Esta es solo la concepción de uno de los sociólogos más importantes y de sus seguidores y, obviamente, no es aceptada por todos. Sin embargo, cuanto menos resulta curioso que, si se hace una investigación (aunque sea mínimamente) en profundidad sobre estos tres preceptos, se puede observar que están perfectamente alineados con las ideas capitalistas actuales. ¿Religión o economía? ¿Puede englobarse todo, pues, en un solo sistema? Tal vez, aunque creamos que unas cosas pueden ser contrarias a otras, estén más presentes conjuntamente de lo que creemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario