sábado, 14 de abril de 2012

Adiós al capitalismo de Friedman y Hayek, por Paul A. Samuelson (parte I)

Lo primero que debo comenzar exponiendo en este extenso artículo, en el cual llevo ya un tiempo pensando, es presentar al objeto de mi estudio: Paul Anthony Samuelson (1915-2009).
Samuelson está considerado como uno de los principales economistas de la historia (si no el que más), incluso por quienes son detractores de sus ideas en este ámbito. Licenciado en la Universidad de Chicago, fue el segundo Premio Nobel de Economía en 1970 por su gran experiencia a lo largo de su extensa vida en la economía histórica, habiendo pasado desde la Gran Depresión, ambas Guerras Mundiales, la Guerra Fría y la crisis actual. Con un reconocimiento internacional del más alto rango, sus palabras "iban a misa" como se dice... hasta que cambió su forma de entender la economía con la nueva crisis desencadenada en la teoría económica estándar (la que promulgan los dos autores del título de su artículo y aplicada en la actualidad), durante estos últimos años, intentando condenarle al más oscuro ostracismo. Sin querer entrar en un análisis de su vida y logros, ni exponer mis propias ideas respecto a algunas cuestiones con las que yo no coincido ideológicamente (por supuesto, yo hablo desde mi ignorancia frente a la opinión de un consagrado experto), y simplemente con esta pequeña introducción, paso a exponer un artículo publicado por el prestigioso economista en 2008.

"El capitalismo puro se impuso entre 1915 y 1919, cuando yo era niño. ¿Quién lo mató? El presidente Herbert Hoover y su multimillonario secretario del Tesoro Andrew Mellon fueron los culpables antes y después del hecho. ¿Quién lo devolvió a la vida? El New Deal de posición intermedia impuesto por Franklin Roosevelt. Pero tuvieron que pasar siete años desde la investidura de Roosevelt, en marzo de 1933, para conseguirlo.
Permítanme avanzar rápidamente en el tiempo hasta el actual estallido financiero mundial. Los sistemas de mercado no regulados acaban destruyéndose a sí mismos. ¿Ha llegado el sistema de mercado a su fin? Como persona apegada a los valores tradicionales, espero que no. Mil años que historia económica atestiguan objetivamente lo indispensables que son los sistemas de mercado.
Marx, Lenin y Stalin eran paletos en lo que a economía se refiere. Mao era incluso peor. Y olvidémonos de Castro en Cuba, de Chávez en Venezuela y de quienquiera que fuese el que sumió a Corea del Norte en la hambruna y el estancamiento.
¿Qué es, entonces, lo que ha causado, desde 2007, el suicidio del capitalismo de Wall Street? En el fondo de este caos financiero, el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo libertario de laissez-faire que predicaban Milton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse sin reglamentación. Esta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy. Hoy, estos dos hombres están muertos, pero sus envenenados legados perduran.
Son palabras duras que deben justificarse. Pero permítaseme advertir a los lectores que mi larga y variada experiencia en historia económica me ha convertido en un centrista incurable. Peor que eso: he aprendido por las malas a ser incurablemente ecléctico.
Fui un estudiante brillante en la conservadora Universidad de Chicago desde 1932 hasta 1935. Mis profesores de economía mundialmente famosos, me encantaban, y me colmaron de notas altas. Pero. Pero. Siempre que miraba al exterior por las ventanas de la universidad, veía tasas de desempleo cercanas al 50%. (La situación en la Alemania prehitleriana era más o menos la misma). Nada de eso cuadraba con lo que se escribía en los libros de texto que me mandaban leer.
¿Por qué pasé mis cuatro vacaciones de verano universitarias en la arenosa playa del lago Michigan? Mi familia no era pobre, pero tampoco asquerosamente rica. Por aquel entonces, no había ningún trabajo. Ninguno significa eso, ninguno. Prácticamente todos los bancos de Indiana, Illinois y Wisconsin habían quebrado.
¿Cómo se las apañaron el benévolo presidente Roosevelt y el pérfido Adolf Hitler para restaurar casi el pleno empleo en los seis largos años que siguieron a 1933? Lo que finalmente resolvió el problema, fue un enorme gasto deficitario que aumentó la deuda pública. Esta historia, tal y como yo acabo de contarla, no se encuentra en casi ninguna de las tesis doctorales de las grandes universidades privadas después de 1970. (Evidentemente, la ciencia mejora y desmejora).
Mis frases conectan con el desconcertante futuro de las iniciativas de rescate que están teniendo lugar en los cinco continentes. Primero, aclaremos quién tiene la culpa de que la estabilidad y el crecimiento que se produjeron en torno a 1995 se convirtieran en el caos de 2008.
1.- No olvidemos nunca las idioteces que ha hecho George Bush en geopolítica. La historia futura documentará ese aspecto.
2.- Desde que Ronald Reagan fue elegido para ocupar la Casa Blanca, en 1980, Estado Unidos se ha ido convirtiendo gradualmente en un país de derrochadores en los planos familiar, empresarial y público, como buenos derechistas radicales partidarios de la oferta.
En una fecha futura incierta, cuando se produzca un ataque mortal y desordenado contra el dólar como divisa, los gestores de fondos de cobertura que sobrevivan en Estados Unidos, serán los principales vendedores al descubierto de dólares. Esos legados de Reagan, habrán desempeñado una función crucial.
3.- Los programas de "conservadurismo compasivo (sic)" prometidos por George Bush, resultaron ser un programa de enormes recortes tributarios exclusivamente para gente como mis prósperos vecinos."
(Por cuestiones de extensión continúo el artículo en una segunda entrada accesible desde esta dirección http://pensandoenvozalta-acr.blogspot.com.es/2012/04/como-condenar-al-ostracismo-firmado-los.html)

Álvaro Carretero Román.

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