viernes, 1 de junio de 2012

La chispa de la inspiración

¿Existe algo peor que querer escribir y que no acabe de llegarte la inspiración, esa chispa que prende el bosque de ideas que rebosan en tu cabeza? ¿No poder ponerle voz concreta a tus pensamientos?
Hace un un tiempo oí decir a Pepu Hernández, entrenador de la España campeona del mundo de 2006 de baloncesto en una sección creada en la ACB donde los entrenadores hablan de cultura, su filosofía, la vida en general... Le oí decir una frase de Pablo Picasso: "La inspiración llega cuando estoy trabajando". Me impresionó y me agradó tanto que decidí tomarla por bandera para prácticamente cualquier cosa que hiciera, porque si no haces las cosas con pasión y con gusto, ¿para qué las haces? Es una frase que desde ese momento, me recordaré siempre, pues mis actos de hoy son las consecuencias de mañana.
Es curioso cómo una simple frase, dicha hace tantos años, aún hoy puede seguir siendo admirada. Para mi, eso es lo grande del periodismo, o de la literatura y el mundo de la palabra en general, que escribiendo, quizá haya alguien en todo el mundo de entre aquellos que te han leído, que recuerde tus palabras, que no le sirvan simplemente para pasar el rato y le inciten a reflexionar.


Es curioso como recordar esa simple frase acaba de infundirme nuevos ánimos para continuar, para superarme y hacerlo mejor, porque siempre se puede hacer mejor. Para corregir mis errores y esforzarme más. Pablo Picasso, tantos años después de su muerte, ha conseguido con una mínima parte de su legado (ni siquiera con sus cuadros, lo que es aún más destacable), que una persona siga luchando por alcanzar su objetivo cada vez que flaquee.
Las palabras tienen efectos que ni siquiera nosotros imaginamos cuando las escribimos. Porque escribir es un arte, quizá el más preciado y menos cuidado de todos, pero es gracias a las palabras escritas como progresamos, es gracias a que alguien se encargó de dar un sentido a esas palabras. Por eso, todos tenemos una responsabilidad: escribir correctamente para los demás. Si Pablo Picasso hubiera escrito o dicho mal dicha frase, ¿hubiera pasado a la posteridad?
Una palabra, como un beso, puede tener el significado que nosotros queremos que tenga en nuestro particular contexto. Puede no significar nada más que su mera acepción académica o quizá implicar un fuerte contenido emocional y, por ello, se deben elegir con cuidado. Muchas veces, me pregunto a mi mismo, por ejemplo, por qué escribo generalmente aludiendo a una segunda persona, si en realidad no va dirigido a nadie ni espero que se lean. Entonces, caigo en la cuenta de mi error una y otra vez. ¡Claro que van dirigidas a alguien! ¡A mi! Yo soy el emisor y mi propio receptor,, yo reflexiono con cada uno de mis textos, me percato de mi evolución como persona, rescato ideas que habían permanecido sumergidas largo tiempo en mi subconsciente. Por mi, por mi mismo, tengo la responsabilidad de escribir de la mejor forma posible. Si algún día esto llega a otras manos, ya interpretará cada una de mis palabras de la mejor manera, ya sacará sus propias conclusiones.
Pablo Picasso, dos palabras que ahora para mi no solo evocan a un artista, sino también ese contenido íntimo y personal. "Hay palabras que llegan al alma y paran".

Álvaro Carretero Román.

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